El jueves de la
Ascensión van a Zinapécuaro los
fieles de Araró por la imagen de su
Cristo. A la cabeza de ellos
va su señor cura.
Antes de entregarla, la sacan para
que recorra el atrio y la detienen
en cada uno de los arcos unos
minutos para que bendiga a su pueblo
de Zinapécuaro. La llevan al
templo y la colocan dentro de la
caja en que ha de ser transportada.
Zinapécuaro la despide con un toque
pausado de su campana mayor.
La noche de ese día la pasa la
imagen en la capilla de Simirao.
Al día siguiente se le celebra unam
isa solemne y por la tarde la llevan
a Araró. Pasa la noche en la
capilla que esta junto al
camposanto. De ahí, el sábado
por la tarde es llevada por las
calles del pueblo a su santuario, a
donde llega a la media noche o a la
madrugada del domingo. En este
día se le hace una solemnísima
función de bienvenida.
Como en la llegada a Zinapécuaro,
también en Araró, para recibir al
Cristo las calles se adornan
lindamente y por la noche se queman
castillos y se lanzan al aire
cohetes de luces que adornan el
cielo con sus luces multicolores.
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